PRIMERA FASE: Régimen demográfico antiguo
Esta fase se corresponde con una sociedad agrícola preindustrial caracterizada por un crecimiento lento de la población. Las tasas de natalidad y mortalidad eran muy altas, entre el 30 y el 50 por mil. Cada mujer tenía una media de cinco hijos, pero como la mortalidad infantil era muy alta, muchos no llegaban al primer año de vida. La mortalidad fue muy elevada y se agravaba en épocas de malas cosechas, epidemias o guerras. Estos periodos redujeron fuertemente la población. Existían enfermedades contagiosas, como la tuberculosis.
SEGUNDA FASE: Régimen demográfico de transición
La la tasa de mortalidad desciende y la tasa de natalidad se mantiene, lo que provoca un crecimiento progresivo de la población. Se introducen los avances sanitarios e higiénicos mejoran las condiciones de vida, incidiendo en un aumento de la esperanza de vida.
A finales del siglo XIX, la tasa de natalidad desciende. España llega con retraso respecto a otros países más industrializados. En 1914, la mortalidad infantil comenzó un descenso continuado. La esperanza de vida aumenta y la mortalidad sigue su descenso.
La Gripe Española de 1918 provoca una mortalidad catastrófica y partir de entonces, la natalidad desciende a consecuencia de la crisis económica de 1929 y de los años de inestabilidad política de la Segunda República La guerra civil. En los años posteriores, la natalidad y la mortalidad se verán muy marcadas también por el periodo de posguerra volviendo a aumentar la natalidad.
TERCERA FASE: Régimen demográfico moderno
La esperanza de vida aumenta desde los 34 años de principios de siglo a 75 en 1989. En este periodo la tasa de natalidad se mantuvo alta, entre el 19 y el 22 por mil. Se produce un aumento de la natalidad en los años sesenta (baby boom), mientras que la mortalidad sigue en progresivo descenso al generalizarse el sistema de salud y el rejuvenecimiento de la población española que se produce en esta época. A partir de 1975 la natalidad empieza su descenso fuerte. Las causas a las que se atribuye este descenso son la reducción del periodo fértil de la mujer por el retraso en la edad de matrimonio, su creciente incorporación al mercado de trabajo y el aumento general del nivel de vida.
CUARTA FASE:Régimen demográfico evolucionado
Se da una situación en la que la natalidad sigue estable y la mortalidad llega a superar a la natalidad. En esas circunstancias el crecimiento natural puede llegar a ser negativo.
En la actualidad, el número de hijos por mujer ya no garantiza el reemplazo generacional. En los años siguientes la edad media española aumentará muy rápido y a pesar de los niveles de desempleo, el mercado de trabajo demandará que se incorpore más población activa inmigrante para compensar esta situación.
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